martes, agosto 05, 2008

Visitando Moscú

Pues bien... ya he pasado mis primeras 24 horas en Rusia... es genial!!!!
Estoy en estos momentos en la sala VIP del aeropuerto Domodedovo de Moscú esperando la salida de mi vuelo a Khabarovsk...
Desde que llegué ayer, no he parado. El vuelo Madrid - Moscú fue bastante tranquilo y aunque estaba cansado solo conseguí dormir un poquito, con lo cual, se ha ido acumulando el cansancio. Pero no importa, lo verdaderamente importante es todo lo que ha estado ocurriendo.
Moscú me ha parecido una ciudad medio caótica, con bastante tráfico, un poco sucia en algunas partes aunque la autopista de entrada entre el aeropuerto y la ciudad estaba bonita. La gente maneja medio alocada y rápido, pero a diferencia de lo que pude ver en Kuwait, aquí no he visto ni un accidente grande, solo unos dos o tres choquecitos de pequeños raspones, nada serio.
Estoy viajando con un compañero de la oficina que nos sirve de interprete y asistente, llamado Laszlo; un muchacho húngaro pero que vivió un pocote de años en Moscú y estudió para interprete y traductor Ruso. La verdad que aquí es necesario, porque muy poca gente habla inglés y es la mejor manera de moverse por estos lares.
Al llegar al aeropuerto, cambiamos unos euros a rublos, recogimos las maletas y al salir, parecía que hubiésemos llegado a Maiquetía por el poco de gente ofreciéndote taxi y demás, pero más bien nos acercamos a un mostrador que ofrece taxis y así nos evitábamos la matraca. Nos pidieron el taxi y arrancamos hacia Moscú. Tal es la cosa con los taxis en Moscú que hasta te ponen letreros por todas partes advirtiéndote de tener cuidado con los "taxistas" ya que corres el riesgo de ser estafado!!!! Creo que los piratas venezolanos se quedaron atrás en esto de atracar turistas!!!!

El camino hacia Moscú va por autopistas, las cuales se ven en buen estado, bastante volumen de tráfico pero moviéndose, eso, hasta que fuimos llegando a las afueras de la ciudad y comenzó el tráfico. Los compañeros españoles y Laszlo me han comentado que el tráfico para entrar a la ciudad es de los mil demonios, que tardas horas de horas, pero en esta oportunidad, quizás por ser verano, el tráfico estaba menos pesado y solo tardamos un poco más de una hora en llegar al hotel.
Y vaya hotel!!!!
Nos reservaron en uno llamado el National Hotel de Le Meridien. Queda en toda la entrada a la Plaza Roja!!!!! Excelente ubicación.
Afortunadamente, precisamente por lo del verano, está oscureciendo tarde y me daba chance de visitar la Plaza y la Catedral de San Basilio; nos registramos en el hotel y subí a mi habitación. La habitación era inmensa y muy bonita. Lo interesante era que tenía una especie de sala con su escritorio, el mueble con la tele, un sofa con dos poltronas y su mesa, etc., y luego, separada por una cortina había lo que era el área de dormitorio y el baño... Una cama super-sabrosa, muy cómoda. Total, a todo lujo!!! lástima que solo sea por una noche.
El caso es que me apuré a dejar la maleta allí y volver a bajar rapidamente para aprovechar las pocas horas de luz que me quedaban y poder conocer los alrededores.
Como Laszlo tenía un compromiso con unos amigos, me quedé solo y por mi cuenta, pero no es problema ya que para ver y visitar cosas caminando no iba a hacer mucha falta que le estuviesen traduciendo a uno.
En esas pocas horas visité la Plaza Roja, vi por fuera la Basílica de San Basilio con sus cúpulas de variados colores y estuve caminando por ahí, hasta que oscureció y aproveché de sacar unas fotos a la basílica iluminada... muy bonita.

Luego busqué dónde cenar alguito y dí con un restaurancito con mesas en terraza y que tenían el menú en inglés, porque de lo contrario, no te enteras de qué es lo que estás pidiendo... En fin, pude pedir unas cervezas y un pollo a la no-se-que. Estuvo bien. Y finalmente, de vuelta al hotel porque al día siguiente teníamos reunión con uno de los subcontratistas a las 9 am.
Después de desayunar, pedimos un taxi en el lobby y nos llevan a la reunión, todo transcurrió sin rollo y al final, salimos a la calle para pedir un taxi de vuelta al hotel. Laszlo llama a una línea de taxi, pero le dicen que como está lloviendo a cántaros y tal, el taxi tardaría unos 40 mins. en llegar y la verdad que no teníamos el tiempo para andar esperando, ya que teníamos que estar de vuelta en el hotel para entregar las habitaciones, así que Laszlo me dice: "lo haremos a la rusa"... y se va hacia la acera, con lo cual pienso que simplemente esperaríamos a ver si pasaba un taxi..., pues no! resulta que a la rusa es pararte en la acera, extender la mano como si estuvieses de hecho parando a un taxi y esperar a que se para "alguien"... o sea, cualquier carro que pase por ahí es un potencial taxista!!!! O sea, en Caracas conocemos los taxis piratas y demás hierbas, pero por lo menos ponen su letrerito de "taxi" en el parabrisas, pero aquí todos pueden ser taxistas!!!! se para uno, le explica Laszlo a dónde queremos ir y no nos quiso llevar, seguramente le desviaba mucho de su objetivo... pero ya al segundo si logra hacer trato, acuerdan el precio y nos vamos con el Dimitri este en una especie de Lada destartalado, lloviendo full, los vidrios cerrados y el tipo tienes las b... de ponerse a fumar!!!! en fin... un viajecito.
Llegamos al hotel, entregamos las habitaciones y como todavía nos quedaban unas 4 o 5 horas antes de tener que ir al aeropuerto, dejamos las maletas en la consigna del hotel y nos fuimos a pasear y almorzar.
Fuimos a un restaurant llamado Café Pushkin, uno de los más sofisticados de Moscú, en una mansión de estilo siglo 19, todo en madera, una decoración bien interesante con las paredes llenas de bibliotecas con libros antiguos, en cada ventana había un telecopio antiguo; tiene 3 pisos, cada uno con una ambientación diferente, con un café informal y una barra bien bonita en la planta baja, un comedor más formal en el primer piso y entiendo que una café más de verano en el segundo piso, pero no llegué a subir. Nos consiguieron reservación en el comedor. Lástima que no nos dejaban tomar fotos, pero logré sacar un poco de vídeo así hecho el loco, medio disimulando... La comida estuvo muy buena.
Luego fuimos a dar una vuelta, básicamente un paseo en metro para conocer las famosas estaciones del Metro de Moscú. Las estaciones son suuuuper largas, los trenes están conformados por muchos vagones y la cantidad de gente es bestial. Hay varias con unas decoraciones muy bonitas, pinturas, mosaicos, lamparas gigantescas, o sea, todo lujo...
Finalmente, un paseo por los Jardines Aleksandrovskii que están a lo largo de la pared Oeste del Kremlin, visitamos la tumba del soldado desconocido y de vuelta al hotel, coger el taxi y para el aeropuerto.
Ya mañana será otro día, cuando lleguemos a Khabarovsk...
LuisK
Ponle más vida a tus años; no más años a tu vida!!!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Luis, en los años 70 hubo una famosa canción de un grupo español que hacía mención al Cafe Puskin.y por supuesto a la Plaza Roja..fueron tus antecesores, porque la canción se refería a una visita a Moscu y terminaba con un enamoramiento de la guia... pero no creo que TU guia haya sido el apropiado..jeje.. Saludos..

lizzie lee dijo...

Apenas lei el comentario de Luis Felipe me vino inmediatamente la letra de la cancion. Esa cancion la cante millones de veces, ya que mi mama tenia los 3 albumes LP que se llamaba MUJERES. Los 3 discos incluian solo canciones que tenian por titulo nombres de mujer. La cancion a la que se refiere Luis Felipe es "NATALIE" y dice asi:

La plaza roja desierta, delante de mí Natalie;
tenía un lindo nombre mi guía, Natalie.
La plaza roja muy blanca,
la nieve formaba un tapiz.
Y yo seguía aquel frío domingo a Natalie.

Hablaba en francés muy sobrio,
de la revolución de Octubre.
Y yo pensaba ya, que de la tumba de Lenín,
iríamos al café Pushkín a tomar un chocolate.
La plaza roja desierta;
le tomé un brazo y sonrió;
rubio era el cabello de mi guía, Natalie, Natalie.

En su pieza de la universidad,
un grupo de estudiantes la esperaba impaciente;
reímos, mucho conversamos,
querían saberlo todo, Natalie traducía.
Moscú, los llanos de Ucrania y Les Champs Elysées
Oh, de todo se habló, después cantamos;
luego, ellos muy alegres, abrieron botellas
de champagne de Francia, luego bailamos...

Cuando todos ya se fueron
y estuvo la fiesta en silencio,
quedé yo solo con mi guía, Natalie.
Ya no hubo más preguntas sobre la revolución de Octubre;
ya no estábamos allí, se acabó la tumba de Lenín,
el chocolate del café Pushkín, todo lejos quedó.

Qué vacía se quedó mi vida,
más sé que un día en París,
seré yo quien servirá de guía, Natalie, Natalie